martes, 27 de abril de 2010

Recuerdo de un maestro

A D. Juan Francisco Martín Sánchez.


Hombre bueno. Lo imagina
hoy de nuevo el corazón
impartiendo la lección
con dedos de nicotina.
¿De qué pueblo? ¿Valencina?
Celeste y modesto traje…
Habrá emprendido el viaje
pero con claro cariño
el hombre que fue aquel niño
quiere rendirle homenaje.

8 comentarios:

  1. Los dedos de los maestros llenos de nicotina... que hermoso detalle, cuántos recuerdos encierra.

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  2. Sí, al recordar a este viejo maestro es lo primero que me viene a la cabeza de su imagen, ya algo difuminada, junto a que era de un pueblo cercano, que no recuerdo, no estoy muy seguro de que fuera Valencina en honor a la verdad. Me gustaría recordarlo y no puedo. Un saludo, Dama.

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  3. Una descripción que desprende ternura. Me imagino a un profesor de pueblo, campechano y naturalmente entrañable.

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  4. Su descripción es tremendamente exacta, relatospress. Le agradezco el comentario.

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  5. Mauricio de Picavea27 de abril de 2010, 22:39

    No sé si me es permitido adscribirme a este fantástico blog para publicar algunas de mis poesías , tampoco sé cómo pues soy tecnofóbico. Aún así quisiera compartir una canción que compuse en vísperas de un examen de derecho constitucional se titula "Rosa de los Vientos" , espero que sea de vuestro agrado.

    (Aunque la canción se introduce con una estrofa del "Divino Impaciente",de José Mª Pemán, la he obviado para hacer un poco más liviana mi humilde creación.)


    Daré un patada
    a todas las puertas
    pisaré con rabia
    todas las aceras

    porque la ciudad
    es desheredera
    de la libertad
    que tanto me tienta.

    (Rosa de los vientos soy,
    donde acabe el mundo voy)

    Cruzaré los valles
    sin saber si quiera
    cual es mi paraje
    ni mis consecuencias

    y ante la montaña
    rendiré mis cuentas
    cubriré de hazañas
    todas sus riberas.

    (Rosa de los vientos soy,
    donde acabe el mundo voy)

    Lloraré los ríos
    cavaré mil cuevas
    daré luz al brío
    de toda su tierra

    colmaré los prados
    con mi alma entera
    y entre los arados
    clavaré mi enseña.

    (Rosa de los vientos soy,
    donde acabe el mundo voy)

    Porque soy un hombre
    que busca y no encuentra
    y no tiene nombre,
    ni espejo, ni ideas

    y cuando llegue el alba
    con su luz grosera
    y abrace a la parca
    que tanto me espera

    moriré en silencio
    por ser el que era
    rosa de los vientos
    en la primavera.

    (Rosa de los vientos soy,
    donde acabe el mundo voy.)

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  6. Sr. de Picavea, a Usted le esta permitido por supuesto y por descontado "adscribirse" a este blog -le agradecemos el halago- y publicar en él los versos y poemas que desee.

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  7. Todos los que somos maestros (y decimos esto sin atrevernos: nos parece palabra muy alta) hemos tenido un maestro. A él o a ellos, dedidamos todas nuestras clases (con vuestros nombres ahora os recuerdo).

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  8. Así es, Francisco. También tuve además de esos maestros de la antigua EGB fantásticas profesoras luego durante el Bachillerato y a una de ellas, a la que tras los años reencontré con alegría precisamente por su blog, le dedicaré una décima la semana próxima en este apartado de añoranzas y nostalgias de mi blog. Cordial abrazo.

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