miércoles, 4 de abril de 2012

Oración de la distancia

(Santísimo Cristo de Burgos)


Verte otra vez, sólo verte
-tiempo quieto y tarde herida-,
cera tiniebla abatida
que se enciende por tu muerte.
Poderoso gesto inerte,
robas la llama que arde,
lento clavel sin alarde
donde va dejando, en vilo,
su agonía y su sigilo
el silencio de la tarde.

Verte otra vez, verte ahora,
alto mástil de verdad.
Qué marfil de soledad
en tu muerte redentora.
Verte solo en esta hora
en que la tarde se acaba,
tocar de nuevo a la aldaba
para verte de mi infancia,
remontando esa distancia
que el tiempo –espina- nos clava.

Verte otra vez, verte luego
como entonces te veía
-estrechez de Alcaicería
hecha ya la noche fuego-.
Verte al fin, en el sosiego
de la plaza y sus esquinas
tal si fueran, repentinas,
a arrancarte de la frente
las estrellas, lentamente,
la afrenta de las espinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario